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Dunbar's Number: cuántos amigos puedes llegar a tener

Publicado: 2011-11-08

Hace tres millones de años, el cerebro de nuestros antepasados tenía una masa encefálica de aproximadamente 450cc en promedio. Entonces comenzó un sistemático y veloz crecimiento, hasta llegar a 1500cc, hace doscientos mil años. La pregunta es: ¿por qué?

Sin duda es mejor tener un cerebro más grande que uno más pequeño, porque esto permite, por lo menos potencialmente, tener más sinapsis neuronales y, por tanto, más inteligencia. Sin embargo, las necesidades adaptativas de nuestros antepasados de hace doscientos mil años no parecen justificar un cerebro tan grande.

Con exactamente esa capacidad y tamaño de cerebro nosotros podemos hoy entender la teoría de la relatividad o componer sinfonías, pero, ¿para qué lo necesitaba un primate que vivía en la sabana oriental de África, cuando lo único que requería para sobrevivir era huir de sus depredadores y conseguir comida apetitosa?

Para esas necesidades, su cerebro parecía estar exageradamente sobre calificado, lo que, además, lo convertía en contra adaptativo, porque de un lado, generaba toda suerte de problemas para el parto dado el tamaño de la cabeza al pasar por el útero y, por otro lado, el periodo necesario para la madurez del cerebro implicaba una infancia excesivamente larga y, en consecuencia, muy costosa en términos de vulnerabilidad, tiempo y energía.

Hasta hace poco tiempo no hubo una buena respuesta a esta pregunta, pero ahora ya la tenemos, y su autor es el psicólogo evolucionista Robin Dunbar. Su tesis es que el crecimiento de nuestro cerebro no está adaptado para un entorno físico complejo, sino para un entorno social complejo.

Esta tesis recibe el nombre de "hipótesis del cerebro social", y afirma que cuando los grupos de homínidos tuvieron que aumentar en número como consecuencia de la competencia por los recursos de alimentos y agua, aumentó también la complejidad de las relaciones sociales al interior de los grupos, generándose así toda suerte de relaciones de cooperación, competencia, engaño y contra engaño, contexto ideal para el crecimiento de la masa cerebral que marcaría la diferencia de los homínidos con el resto de animales.

La lucha por la supervivencia pasó de ser solo de adaptación al entorno físico a la adaptación a un complejísimo entorno social, donde el individuo tenía que adelantarse a las jugadas de los demás para determinar sus intenciones y proyectos, evitando ser manipulado para, o bien manipular o defenderse de los demás. Así es como nació la capacidad de atribución psicológica (link), lo que nos ha convertido en una especie constituida por psicólogos natos.

Pero todo esto requería de cerebros más grandes, para poder almacenar las biografías de tantos individuos, así como sus relaciones y vínculos. Fue entonces que nuestro cerebro inició una carrera de veloz crecimiento del lóbulo frontal (link), el módulo especializado en las relaciones sociales.

Sin embargo, piensa Dunbar, nuestro cerebro tiene un límite de almacenamiento de relaciones sociales y este llega a 150 individuos. Este es llamado “número de Dunbar” o “Dunbar’s number”. Las investigaciones de este autor parecen probar que el número máximo de individuos posible para que una comunidad se auto regule es 150.

Este es también el número máximo de individuos con los que podemos tener vínculos significativos al mismo tiempo. Sus estudios revelaron que ese es el número promedio de las villas neolíticas, aproximadamente en el 6500 a. C, entre 150-200; que 200 es el número promedio de organizaciones de negocios, congregaciones religiosas ideales, y hasta de subdisciplinas de investigación (100 a200).

Otro dato interesante que parece refrendar el número de Dunbar es el número de tarjetas navideñas: 154 por persona en promedio. En una reciente visita al Perú, Dunbar compartió los resultados de sus estudios con respecto a las redes sociales virtuales. ¿Realmente la tecnología amplía tus horizontes? Esa fue una de las más controversiales que planteó. La respuesta de Dunbar es que no.

De acuerdo al analisis del número de amigos en Facebook, encontró que aunque uno pueda tener más de 500 amigos, el número promedio de amigos con el que uno realmente interactúa es de 120 a 130: si tengo hasta 50 amigos, nos hablamos con 3 en promedio; si tengo hasta 150, me comunico bilateralemente con 5 de ellos en promedio; si tengo hasta 500 amigos, entablaré comunicación mutua con alrededor de 20.

Finalmente, otros datos interesantes del estudio del profesor Dunbar, es que las redes sociales de carne y hueso, tienen consecuencias inimaginadas, como por ejemplo, que la obesidad es contagiosa, que las probabilidades de volverse obeso se incrementan en 57% si un amigo se vuelve obeso, 40% si es el hermano el que engorda y 37% si es el cónyuge el que incrementa su peso Y para terminar con un dato optimista, según la investigación (link) del equipo de Dunbar: la felicidad también es contagiosa.

La gente feliz suele agruparse con otra gente feliz y la gente triste suele aunarse a gente triste; la felicidad de hasta 3 grados de amistad (el amigo de tu amigo de tu amigo) te afecta. Asimismo, las personas que tienen familias grandes suelen tener menos amigos que quienes tienen familias reducidas.

Lo importante es que se comprueba una vez más la tesis que Aristóteles planteó hace más de dos mil años: somos una especie social; nuestros vínculos afectivos son esenciales para nuestro desarrollo y bienestar; nuestro yo y nuestra identidad se constituye a partir de las relaciones que tenemos de los demás. Buenos vínculos afectivos e intelectuales genera personas felices y saludables; malos vínculos produce personas infelices y enfermas. Algo así contestó Freud cuando le preguntaron qué es la felicidad: “lieben und arbeiten”, es decir, "amar y trabajar".


Escrito por

Pablo Quintanilla

Ph.D en Filosofía en University of Virginia. M.A. London University, King’s College. Filosofía de la mente, filosofía del lenguaje. Decano de la Facultad de Estudios Generales Letras de la PUCP.


Publicado en

Pablo Quintanilla

Un colaborador de lujo de Sophimania.pe