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¿Qué es y quiénes tienen una teoría de la mente?

Publicado: 2013-01-16

La expresión "teoría de la mente" (o ToM, del inglés "theory of mind") fue acuñada por los primatólogos Premack y Woodruff en un artículo clásico de 1978 titulado "Does a chimpanzee have a theory of mind?".

La pregunta que estos investigadores se hacían es si los chimpancés tienen una concepción de la subjetividad ajena, es decir, si creen o se dan cuenta que hay otras criaturas que tienen una mente, en el sentido de que tienen estados mentales o psíquicos como creencias, deseos, intenciones, sentimientos, emociones, etc.

Tener una teoría de la mente, por tanto, es reconocer -tácitamente- que otras criaturas pueden ser agentes intencionales cuyo comportamiento está causado, y puede ser explicado, a partir de estados psicológicos.

La manera usual de determinar si una criatura tiene una teoría de la mente es someterla a las llamadas "pruebas de la falsa creencia", averiguando experimentalmente si esta criatura puede atribuir a otro individuo una creencia falsa, es decir, una creencia que la criatura no tiene pero que cree que el otro individuo sí posee.

Así, por ejemplo, un chimpancé aprobaría el test de la falsa creencia si puede darse cuenta de que, aunque las manzanas están en el cesto, el otro chimpancé las buscará en la caja, pues ahí fue donde ese otro chimpancé vio que estaban las manzanas antes que alguien las cambiara de lugar.

Los niños humanos suelen aprobar los test de la falsa creencia antes de los tres años de edad, con lo cual llegan a tener metarrepresentaciones y creencias en segundo grado o más, lo que les permite reconocer que otros individuos pueden tener perspectivas diferentes de la misma realidad compartida.

Una metarrepresentación es una representación acerca de las representaciones que otra persona tiene acerca del mundo. Una creencia en segundo grado es una acerca de las creencias que otra persona tiene. Lo usual, asimismo, es que para los cinco años de edad, los niños ya tengan creencias (o estados mentales en general) de tres o más grados.

Así, por ejemplo, José creerá que María desea que José quiera jugar con ella. Los niños autistas o con daño en el lóbulo frontal no suelen pasar estas pruebas. Estos niños tampoco distinguen entre personas (dotadas de subjetividad, agencia, intencionalidad) y cosas.

No entienden oraciones metafóricas ni contrafácticos, no tienen juego simbólico y no conciben la posibilidad de que el mundo sea diferente o que pudiera haber sido distinto de como es. Esto explica, entre otras cosas, su poca habilidad para comprender a las otras personas, pues no son capaces de atribuirles estados mentales diferentes de los suyos propios.

En 1978 Premack y Woodruff sostuvieron que los chimpancés sí pasan las pruebas de la falsa creencia, pero desde entonces no ha habido acuerdo estable entre los especialistas, incluyendo a los primatólogos mencionados.

En el año 2008 J. Call y M. Tomasello sostuvieron, generando mucho acuerdo, que los chimpancés tienen una teoría de la mente para algunas cosas pero no para otras. Por ejemplo, sí reconocen los objetivos, intenciones, percepciones y conocimiento de otros individuos, pero no pueden atribuir creencias falsas.

Diversas investigaciones parecen sugerir que otros mamíferos como delfines, orangutanes, gorilas y perros pueden tener formas básicas de reconocimiento de los estados mentales ajenos.

En cualquier caso, esta habilidad solo se daría en especies sociales, pues está a la base de formas complejas de comportamiento social, como la competencia y la colaboración.

Sin duda el debate no está cerrado y las investigaciones de los próximos años irán aclarando este terreno, que es esencial para entender la manera como comprendemos a los demás así como a nosotros mismos.

Pablo Quintanilla

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Escrito por

Pablo Quintanilla

Ph.D en Filosofía en University of Virginia. M.A. London University, King’s College. Filosofía de la mente, filosofía del lenguaje. Decano de la Facultad de Estudios Generales Letras de la PUCP.


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Un colaborador de lujo de Sophimania.pe